El nombre en latín del espolón calcáneo es plantar fasciitis. Una banda fibrosa de tejido conectivo llamada fascia plantar recorre la planta del pie, conecta el hueso del talón con la bola del pie y aguanta el arco.
Causas de los espolones calcáneos
Normalmente el ligamento funciona como un amortiguador de impactos, pero un esfuerzo continuo en el talón puede provocar que se formen pequeñas grietas en el tejido. Cuando el tejido está dañado puede producirse inflamación. El resultado de esta inflamación es un espolón calcáneo o fascitis plantar, lo que causa un dolor intenso en el talón.
Los espolones calcáneos tienen varias causas. El esfuerzo continuo por actividad física agotadora y los deportes con saltos pueden provocar la inflamación del ligamento. El uso frecuente de tacones de aguja también puede causar una infección y sobrecargar el ligamento. Además, un trabajo que requiera muchas horas de pie o andando aumenta el riesgo de desarrollar un espolón calcáneo. Las personas con pies planos también pueden tener predisposición a los espolones calcáneos. Los pies planos pueden causar una distribución desigual del peso al andar, lo que añade todavía más presión a los pies y al ligamento.
Ejercicio y espolones calcáneos
Los espolones calcáneos pueden perturbar las rutinas de ejercicio de una persona. Si se siguen realizando ciertas actividades, el dolor del talón puede empeorar. Sin embargo, mantener el pie inactivo tampoco es una buena solución. Es posible hacer ejercicio a pesar de tener espolón calcáneo. La clave está en evitar actividades que ejerzan mucha presión en el talón. Las actividades como el remo, la natación y el levantamiento de pesas son adecuadas.
Estirar el ligamento
Según la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos, ciertos tipos de estiramientos pueden aliviar el dolor del talón y evitar futuros espolones calcáneos.
La rutina de ejercicio consiste en tres pasos:
1. Siéntate en posición vertical en una silla o cama con las piernas cruzadas. Coloca el pie afectado sobre la rodilla de la pierna contraria. Coge el talón afectado con una mano y los dedos del pie con la otra mano. Con cuidado, pon tus dedos del pie hacia arriba mientras a la vez empujas el talón hacia arriba. Cuando los dedos del pie están estirados hacia arriba, el ligamento está estirado. Al doblar el tobillo se estira el tendón de Aquiles y esto podría ayudar a aliviar el dolor. Mantén el estiramiento aproximadamente 10 segundos. Suelta el pie y repite 10-20 veces. Si los dos pies están afectados, repite el estiramiento en el otro pie.
2. Siéntate en una silla, mantén la pierna recta mientras a la vez alternas entre estirar y doblar el tobillo. Este ejercicio estira el ligamento y el músculo de la pantorrilla. Repite 10 veces con cada pie.
3. Pon las manos sobre una pared, mantén la parte trasera de la pierna recta y el talón plano contra el suelo. Mueve las caderas hacia delante, hacia la pared, hasta que sientas que se estira la parte trasera de la pantorrilla. Mantén el estiramiento 10 segundos y repítelo varias veces. Si también te duele el talón del otro pie, repite el ejercicio con la pierna contraria.