¿Qué son los trastornos mentales?
Existen numerosos tipos diferentes de trastornos mentales, sin embargo, es común para todos ellos que las emociones del paciente, los procesos de pensamiento y / o el comportamiento cambien. La causa de muchos trastornos mentales es desconocida y, por lo tanto, es difícil saber cuál es la mejor forma de tratarlos. Los trastornos mentales pueden ser difíciles de diagnosticar, ya que los síntomas pueden manifestarse en diferentes períodos de la vida del paciente y sin dolencias previas. Sin embargo, los trastornos mentales se manifiestan con una reducción severa en la salud y las funciones sociales del paciente. Los pacientes pueden exhibir una disminución gradual en la salud y la condición mental; por lo tanto, los síntomas pueden no identificarse fácilmente y, por lo tanto, es difícil saber cuándo es necesario el tratamiento. Se cree que los trastornos mentales son el resultado de una combinación de factores genéticos, psicológicos, sociales y biológicos a lo largo de la vida del paciente. En el caso de los llamados "trastornos mentales orgánicos", es posible identificar una causa específica para la condición mental, ya sea una condición fisiológica severa o algo que afecte al sistema nervioso central.
¿Cuáles son los síntomas de los trastornos mentales?
Los síntomas incluyen ansiedad, compulsiones, adicciones, trastornos de personalidad y cambios de humor. Otros síntomas son más fáciles de identificar, como alucinaciones, delirios y trastornos del procesamiento sensorial. La causa de muchos trastornos mentales sigue siendo desconocida; por lo tanto, es difícil tratarlos adecuadamente.
¿Cómo se tratan los trastornos mentales?
Los tratamientos de los trastornos mentales son variados y dependen de la complejidad del origen y la expresión de la enfermedad. En el tratamiento, es necesario no solo enfocarse en lo psicológico, sino también en los aspectos sociales y biológicos del paciente. La psicoterapia se centra en la mente humana, y este tipo de tratamiento puede incluir la terapia cognitivo-conductual, que se basa en las teorías de Freud sobre el aprendizaje asociativo y la teoría psicodinámica. El aspecto social se centra en la rehabilitación ocupacional y el readiestramiento, el estado económico y la pedagogía. El aspecto biológico se centra en la enfermedad física subyacente, donde los "psicofármacos", medicamentos diseñados para tratar y prevenir los trastornos mentales, son una parte integral. Algunos trastornos mentales se pueden tratar con enfoque en un solo aspecto, mientras que otros requieren un tratamiento más amplio. El tratamiento dependerá del trastorno mental específico.
Algunos de los trastornos mentales más comunes son:
Esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno mental, que se encuentra con mayor frecuencia en adultos jóvenes, y forma síntomas tales como alucinaciones y delirios sin un componente emocional. Esto hace que sea difícil distinguir entre realidad y fantasía. Los pacientes con esquizofrenia a menudo experimentarán alucinaciones auditivas o visuales, una sensación de ser observado, cambios en la personalidad, incapacidad para comportarse adecuadamente y dificultades para ser sociables. Sin embargo, la esquizofrenia no se manifiesta como una personalidad dividida. La causa de la esquizofrenia es desconocida, sin embargo, los científicos creen que una combinación de genes (patrimonio), biología (por ejemplo, estructura del cerebro y química), posiblemente infecciones virales y enfermedades autoinmunes contribuyen a la afección. El tratamiento a menudo implica rehabilitación psicosocial por parte de un equipo multidisciplinario y medicamentos antipsicóticos.
Depresión, manía y trastorno bipolar
En los trastornos mentales afectivos (trastornos del estado de ánimo) el estado de ánimo de uno se ve alterado en diversos grados y direcciones; la depresión disminuye el estado de ánimo y la manía lo aumenta. Además de un estado de ánimo alterado, hay una serie de otros síntomas. Los cambios de humor a menudo son episódicos, lo que significa que el paciente experimentará un período de depresión, seguido de un período en el que el paciente se siente feliz y saludable, seguido de nuevo por un período de depresión. Si alguien ha tenido una depresión antes, el riesgo de desarrollar otra aumenta significativamente. La depresión también puede ser o convertirse en crónica.
El estado de ánimo debe ser comparado con el estado normal del individuo, y lo que es apropiado para la situación dada; ya que la pena a largo plazo puede ser natural con la pérdida de las relaciones cercanas. La depresión se puede diagnosticar si alguien ha experimentado un período de más de dos semanas de melancolía, falta de energía y un desinterés en el entorno y en sí mismo. Estos síntomas suelen acompañarse de otras emociones, es decir, falta de confianza en uno mismo, baja autoestima, culpabilidad, problemas de concentración, trastornos del sueño y cambios en el apetito. Estos se manifiestan en diversos grados y la forma en que se experimentan puede variar entre los individuos.
La manía es una enfermedad episódica, en la que el paciente experimentará periodos mínimos de una semana con un estado de ánimo insalubre aumentado, acompañado de inquietud, comportamiento desenfrenado, habla inusualmente rápida, aumento de la autoestima, comportamiento desconsiderado e irresponsable. Si uno experimenta episodios tanto maníacos como depresivos, la afección se denomina trastorno afectivo bipolar, ya que uno experimenta un estado de ánimo disminuido y otro elevado.
La causa de los trastornos mentales afectivos es multifactorial, y dado que más de un factor afecta el desarrollo de la enfermedad, incluidos los genes, la estructura y la química del cerebro, y la experiencia personal, es difícil de medir, ya sea que uno padezca depresión o no. El mismo caso se aplica para la manía y el trastorno bipolar. Es increíblemente importante determinar el diagnóstico correcto para poder prescribir el mejor tratamiento. La depresión a menudo se trata con terapia y antidepresivos mientras que la manía se trata con terapia cognitiva conductual y antipsicóticos.
Ansiedad
La ansiedad es una reacción psicofisiológica instantáneamente desencadenada por una sensación de "peligro", con la intención de "huir" o evadir el peligro. La reacción es un producto natural de la evolución y es beneficioso en su forma no insalubre. Sin embargo, se observa una ansiedad excesiva en los casos en que existe una reacción de ansiedad intensa desproporcionada y el "peligro" percibido. Esto a menudo resultará en una desventaja significativa en la vida cotidiana del paciente. La ansiedad excesiva a menudo va acompañada de incomodidad, reducción de la capacidad para manejar las tareas diarias y dificultades para socializar con los demás. La diferencia entre ansiedad excesiva y normal es difícil de determinar, por lo tanto, puede ser difícil de diagnosticar.
La ansiedad se divide en diferentes tipos dependiendo de lo que uno encuentre incómodos o miedos. Algunos temen diferentes interacciones sociales, mientras que otros temen a las serpientes o a estar solos. Los síntomas son latidos cardíacos rápidos, sudoración, boca seca, temblores, dificultad para respirar y opresión en el pecho. Algunos experimentan mareos y miedo a la muerte, pero hay numerosas reacciones a la ansiedad.
La causa es desconocida Sin embargo, se cree que los genes y el medio ambiente tienen un impacto significativo en la enfermedad. Algunos de los factores de riesgo de ansiedad son elusión, timidez, tener familiares con trastornos mentales y eventos negativos, es decir, el divorcio. La ansiedad se trata con terapia conductual, en la cual el paciente es sometido repetidamente a la fuente de su ansiedad, desarrollando así una reacción más natural a la situación. Los medicamentos como los antidepresivos, las benzodiazepinas o los betabloqueantes también pueden ser útiles para el paciente.