¿Qué son los cálculos biliares?
Los cálculos biliares son depósitos endurecidos que se pueden encontrar en la vesícula biliar o en el conducto entre la vesícula biliar y el duodeno. La vesícula biliar es un pequeño órgano situado debajo del hígado y contiene un fluido digestivo llamado bilis. La bilis se produce en el hígado y se libera desde la vesícula biliar al intestino delgado después de las comidas. La bilis contribuye a la digestión especialmente de los ácidos grasos y a la neutralización del ácido gástrico. Los componentes de la bilis pueden formar pequeños cálculos biliares que pueden crecer y bloquear el conducto entre la vesícula biliar y el duodeno.
¿Cuáles son los síntomas de los cálculos biliares?
Muchas personas no saben que tienen cálculos biliares. Aproximadamente el 80 % de las personas que tienen cálculos biliares no lo sabe, ya que no tiene ningún síntoma.
Los síntomas suelen ocurrir en ataques repentinos e incluyen:
- Dolor en la parte derecha superior del abdomen
- Dolor de espalda o dolor en el hombro derecho
- Fiebre
- Amarilleamiento de la piel y el blanco de los ojos (ictericia)
- Náuseas y vómitos
- Heces grises y orina oscura
La intensidad de los síntomas puede variar enormemente si los cálculos biliares están en los conductos biliares, pues en este caso solo causan bloqueo de vez en cuando.
¿Qué causa los cálculos biliares?
Los cálculos biliares pueden estar formados por sales de calcio, colesterol y bilirrubina; en el 80 % de los casos están formados por colesterol. La bilirrubina es una sustancia química que se produce cuando el hígado destruye los glóbulos rojos viejos. Los tres componentes suelen estar presentes en la vesícula biliar junto con otras sustancias, pero si falla el equilibrio entre los componentes de la bilis y los tres anteriores componentes están presentes en grandes cantidades, pueden empezar a formar grumos. La bilis no puede disolver ni descomponer el colesterol en grandes cantidades y, si la concentración de colesterol es alta, empiezan a formarse y crecer pequeños cristales de colesterol. Los cálculos biliares varían en tamaño, pueden ser tan pequeños como un grano de arena o tan grandes como el huevo de una gallina. Los cálculos biliares grandes no causan necesariamente más complicaciones que los pequeños, puesto que los síntomas dependen de si los cálculos se atascan – y bloquean – los conductos biliares.
Varios factores están asociados a un mayor riesgo de desarrollar cálculos biliares y la mayoría están asociados a la dieta. Especialmente las personas con sobrepeso y que consumen grandes cantidades de colesterol y grasas saturadas tienen cálculos biliares. Además, una pérdida de peso rápida, una dieta rica en fibras y la diabetes pueden aumentar el riesgo. No es posible protegerse totalmente contra los cálculos biliares, pero es posible organizar tu estilo de vida para que el riesgo de desarrollar cálculos biliares se reduzca. Este estilo de vida incluye una dieta sana y equilibrada con muchos fluidos en la que no se puede saltar ninguna comida.
¿Cómo se tratan los cálculos biliares?
Algunos de los análisis y procedimientos que se emplean para diagnosticar los cálculos biliares son un análisis para comprobar si existe ictericia, así como pruebas diagnósticas como escáneres por TAC e IRM, ecografías o análisis de sangre. Si un paciente tiene un dolor agudo provocado por cálculos biliares en la vesícula biliar, esta se puede extirpar quirúrgicamente mediante cirugía laparoscópica a través de pequeñas incisiones en la piel del abdomen mediante las que se extirpa la vesícula biliar. Se puede vivir sin vesícula biliar, pero puede causar síntomas ocasionales como diarrea.
Los cálculos biliares de la vesícula biliar se pueden eliminar con un endoscopio que pasa por la boca y el estómago hasta la zona del intestino delgado donde comienza el conducto biliar. Un pequeño instrumento con forma de pinza toma los cálculos biliares. El médico puede intentar eliminar los cálculos que queden con ondas acústicas de alta frecuencia. Además, muchos fármacos distintos pueden contribuir a disolver los cálculos biliares formados por colesterol. Sin embargo, este proceso puede durar años.
