¿Qué es el asma?
El asma es una enfermedad inflamatoria de larga duración de las vías respiratorias, también conocidas como bronquios. Estos se encuentran en los pulmones. El nombre «asma» viene de la palabra griega para «jadeo» y el jadeo es sintomático de la enfermedad. Esta característica dificultad respiratoria es el resultado del estrechamiento de las vías respiratorias y de la obstrucción del flujo de aire en los pulmones. El asma puede aparecer en cualquier edad, pero aproximadamente la mitad de los casos aparecen antes de los 10 años. En un tercio de los casos aparece antes de los 40 años.
¿Cuáles son los síntomas del asma?
Algunos de los síntomas del asma son:
- Tos: seca o productiva. La tos puede aparecer por la noche o relacionada la risa, el llanto o el esfuerzo físico.
- Dificultad respiratoria o disnea a distintos niveles. Algunos síntomas graves son la respiración rápida o dificultad respiratoria en reposo y dificultad para hablar.
- Sonido sibilante o silbido al respirar.
- Opresión en el pecho y la sensación de tener una banda alrededor de él
Aunque solo tengas uno de los síntomas, puede que tengas asma. Es muy importante reaccionar si tienes tos, dificultad respiratoria o disnea por la noche. Consulta a tu médico si sospechas que puedes tener asma.
¿Cuáles son las causas del asma?
La enfermedad suele ser hereditaria y se ha identificado a aproximadamente 100 genes que se cree que afectan al desarrollo de la enfermedad. Otros factores de riesgo son la exposición a alérgenos, la contaminación del aire, el tabaquismo, el tabaquismo pasivo e infecciones bronquiales repetitivas. El riesgo de desarrollar asma aumenta con la exposición a ciertos alérgenos en la infancia. Además, se cree que el riesgo de desarrollar asma y alergias es mayor si pasas mucho tiempo en un ambiente muy limpio y estéril, pues el sistema inmunológico del cuerpo no se acostumbra a tratar con organismos extraños. Esta teoría se llama «la hipótesis de la higiene».
Los bronquios se inflaman porque el sistema inmunológico reacciona en exceso a antígenos específicos como los alérgenos o las sustancias nocivas del humo del tabaco.
El sistema inmunológico de las personas que no padecen asma ayuda a acabar con los antígenos y los efectos nocivos que estos puedan tener. La respuesta inmunológica de los pacientes con asma es tan duradera y potente que hace más daño que bien. La respuesta inmunológica patológica es el resultado de una liberación y activación excesivas de distintas citoquinas (las citoquinas son pequeñas proteínas importantes en la señalización celular). Esto resulta en daño tisular, contracciones anormales de las células de la musculatura lisa de los bronquios, así como secreción de flema en las vías respiratorias. En general, esto provoca un estrechamiento de las vías respiratorias y se obstruye el flujo de aire que entra y sale de los pulmones.
¿Cuáles son los tratamientos para el asma?
El objetivo de tratar el asma es garantizar que el paciente pueda tener una vida activa y normal a pesar de la enfermedad. El tratamiento consiste principalmente en un medicamento con inhalador, que afecta directamente a los bronquios, así se reduce el riesgo de los efectos secundarios.
Hay que tomar la medicación a diario y es principalmente preventiva. Sin embargo, hay que tomar medicación mitigadora en situaciones graves. La medicación preventiva consiste en la hormona corticosuprarrenal, que reduce la respuesta inmunológica y alivia la inflamación de los pulmones. La medicación mitigadora para los ataques de asma es más potente y funciona expandiendo las vías respiratorias, ya que relaja los pequeños músculos que las rodean. Este tipo de medicación es de acción rápida, pero solo funciona durante un breve periodo de tiempo.
